¡Ay de los que llaman bien al mal y mal al bien,
de los que cambian las tinieblas en luz y la luz en tinieblas,
de los que vuelven dulce lo amargo y amargo lo dulce!
(Is 5, 20)
ADVERTENCIA:
Este artículo se ha elaborado a partir de testimonios de exorcistas, sacerdotes, ex satanistas y policías. Su contenido no es apto para niños, personas sensibles e impresionables. Les rogamos prudencia al respecto.
Unos oscuros orígenes…
“Aunque fue cristianizada en el momento que recibe el nombre de Halloween, que es un apócope de lo que se puede traducir como vísperas de Todos los Santos, es una fiesta en la que el mundo pagano y la modernidad quieren exaltar el horror y lo oscuro, la muerte, el mal”[1]. Así define esta celebración el exorcista español Francisco Torres Ruiz.
Los orígenes de Halloween se remontan a la Irlanda del s. VIII. Se trataba de la celebración del año nuevo, en la que se invocaba al dios de la muerte porque ese día, según la tradición de los druidas, se abrían las puertas del averno para que los espíritus perturbaran a los pobladores. Los druidas-sacerdote, brujos y sabios celtas- iban casa por casa para que las familias ofrecieran un sacrificio, que podía ser mujeres vírgenes, niños u alimentos. Quienes accedían eran respetados. Pero si no lo hacían, quedaba marcada la casa, como un maleficio, para que los espíritus pudieran atacar el hogar. Por ello, se acostumbraba a disfrazarse de esos seres para pasar inadvertidos y que no les hicieran daño[2]. Los druidas daban la bienvenida a los espíritus buenos poniéndose máscaras y a su vez espantaban a los malos. De ahí viene la costumbre de los disfraces desagradables y sangrientos y las máscaras (calaveras, diablos, fantasmas, muertos y zombies para “asustar” a los vecinos) Otra tradición relata que los espíritus tocaban las puertas de las casas pidiendo alimentos y les perdonaban la vida a quienes se los concedían. De allí se originaría el trick or treat (truco o dulce), es decir, pedir cosas dulces o, de lo contrario, hacer una maldad al dueño de casa.[3] Los ingleses anglicanos, inspirados en esta costumbre, para burlarse de los católicos por el complot fallido contra el rey Jaime I en 1605, los visitaban y les pedían cerveza, pasteles y dinero para celebrar la Noche de Guy Fawkes, que hasta hoy se conmemora. Los niños británicos continúan visitando las casas pidiendo fondos para esta fiesta.[4]
[1] Cft. https://www.aciprensa.com/noticias/exorcista-hace-5-importantes-advertencias-y-consejos-halloween-49948
[2]Cft.https://www.religionenlibertad.com/polemicas/317549141/Habla-un-exorcista-Hoy-Halloween-es-directamente-el-cumpleanos-de-Satanas-asi-se-celebra.html
[3] Cft. https://www.youtube.com/watch?v=IKr9iJp8bgk
[4] La noche de Guy Fawkes, conocida como la noche de los fuegos artificiales se celebra cada 5 de noviembre en el Reino Unido. El festejo conmemora el fracaso del atentado ese mismo día en 1605 contra el rey Jaime I de Inglaterra. Guy Fawkes junto a otros compañeros intentaron destruir el palacio de Westminster. Se sabe que fue un complot armado a propósito para acusar falsamente a los católicos de su autoría y perseguirlos.
La luz brilló en las tinieblas…
La Iglesia, en sus comienzos, en un proceso de inculturación del Evangelio, tomó numerosas fiestas del paganismo y las cristianizó. Así ocurrió con Halloween. Si prestamos atención, acercándonos a fin de año, la liturgia nos presenta dos fechas muy importantes: 1 de noviembre “Solemnidad de todos los Santos”, en donde recordamos y pedimos la intercesión de aquellos que se encuentran en la Iglesia Triunfante y 2 de noviembre “Conmemoración de los Fieles Difuntos”, para rezar por las almas del purgatorio. La Solemnidad de Todos los Santos comienza la tarde del 31 de octubre, primera víspera de todos los santos, en inglés antiguo All Hallows Evening, que resultó en la contracción Halloween. Justamente estas fiestas fueron instituidas para acristianar la celebración del año nuevo celta, contemplando el ejemplo de los santos (contrarrestando el temor que inspiraban los espíritus malignos) y orando por los difuntos (para que pudieran llegar a la Vida Eterna y “no deambular por la tierra de los vivos”, como creían los celtas).
Desde los primeros cristianos, la Iglesia ha acostumbrado a celebrar a los mártires y confesores de la fe el mismo día y lugar de su nacimiento para el Cielo. En Occidente el Papa San Bonifacio IV, 13 de mayo de 609 ó 610, consagró el Panteón-antiguo templo romano que honraba a todos los dioses del mundo pagano- a la Santísima Virgen y a todos los mártires, y ordenó un aniversario. Gregorio III (731-741) consagró una capilla en la Basílica de San Pedro a todos los santos y fijó el aniversario para el 1 de noviembre. Ya existía en Roma una basílica de los Apóstoles, y su dedicación se conmemoraba todos los años el día 1 de mayo. Gregorio IV (827-844) extendió la celebración del 1 de noviembre a toda la Iglesia[1].
El sentido de esta fiesta es celebrar con gozo a todos los santos, conocidos y desconocidos, y, según Urbano IV, para compensar cualquier deficiencia en la celebración de las fiestas de los santos durante el año por parte de los fieles.
Por otro lado, en ese proceso de inculturación del Evangelio, los benedictinos misionaron por toda Europa enseñando la Buena Noticia y llevando la luz a los pueblos sumidos en las tinieblas de la brujería y la idolatría. Así, por medio de exorcismos, libraron a las tribus bárbaras de las maldiciones y de los ataques del mundo oscuro.
[1] Cft. https://ec.aciprensa.com/wiki/D%C3%ADa_de_Todos_los_Santos
Pero las tinieblas no la recibieron…
A pesar de los esfuerzos de la Iglesia, Irlanda no fue exorcizada y mantuvo sus tradiciones celtas mezcladas con el culto católico y las sectas protestantes. Los colonos que llegaron a Estados Unidos entre 1845 y 1849 exportaron la celebración de Halloween, pero con reminiscencias paganas. Y en el siglo XX y XXI, gracias a los medios de comunicación y al cine, Halloween se ha extendido por el resto del mundo, pero deformado con un sincretismo de tradiciones paganas, protestantes y modernas.
El Demonio aprovecha la ocasión para tergiversar el culto a Dios, vaciando del sentido de las fiestas católicas y llenando ese vacío con costumbres neopaganas. Lo mismo ha hecho con Navidad, reemplazada por Papá Noel y Pascua, reemplazada por el conejito y el huevo de chocolate. Porque, aunque se va perdiendo la fe, el hombre necesita creer en algo (está en su naturaleza) y por ello prefiere homenajear a fantasmas, muertos, espíritus, demonios y brujas. El diablo aprovecha esta inclinación natural del ser humano por lo sobrenatural para desviar la mirada. Así ha logrado arrojar en el olvido el día de Todos los Santos a favor de la celebración de Halloween. En palabras del padre Torres Ruiz: “El demonio quiere pervertir estos días en torno a los santos y a los difuntos para que nos alejemos de la vida eterna, para que pensemos que la muerte solamente es autoría suya.”
A estas alturas debemos preguntarnos: ¿qué es lo que realmente ocurre la noche del 31 de octubre? ¿los católicos podemos celebrarlo? ¿es una fiesta inocente, un juego de niños?
Halloween es la noche más importante del satanismo porque se celebra el año nuevo satánico. Es como una especie de cumpleaños del Demonio, en el cual se burla del nacimiento de Cristo.[1]
Relata Wilson López, ex brujo y sacerdote satanista converso al catolicismo “existe una preparación tan sigilosa como siniestra las noches de Halloween. Comienza la última semana de septiembre y se extiende a lo largo de octubre. Durante los días previos, se realizan sacrificios humanos y de animales. Conforme a unas fechas establecidas, una de las mujeres deberá sacrificar a sus hijos el día 31 de octubre. Se la elige con meses de anterioridad. Escogíamos a integrantes dentro de la secta para que se embarazaran porque no queríamos despertar sospechas. (Hay testimonios de que se embarazan a mujeres en situación de calle a cambio de dinero). Se acuesta (sexo ritual) con el líder, y durante la semana (previa a Halloween) la tratan como si fuera una diosa. Recuerdo que, en una de las noches de Halloween, vi el sacrificio de un niño. Me dio una inmensa pena ver cómo el sacerdote negro colgó al niño, lo abrió con una daga, le sacó el corazón y se lo comió… Los hechizos deben ser entre las 3 y 5 de la mañana. Si el niño no nace (parto inducido) antes de las 5 de la mañana, se tiene que abrir la panza de la mamá. Y se hace un sacrificio 2 por 1, pues se les mata inmediatamente. Esa noche los integrantes debíamos jurar ante el libro del Macho Cabrío (texto insigne del satanismo y de invocación a demonios). Así se comienza el año satánico, se invoca a los espíritus inferiores y se baña a todos los satanistas con agua de alcantarilla”[2].
Existen grupos neo-druidas, brujos, posesos o personas que reciben dinero que, desde fines de septiembre, comienzan a robar Hostias Consagradas para realizar los ritos de esta noche. ¡Increíblemente los satanistas reconocen la presencia real de Cristo en la Eucaristía! ¡Creen más que los mismos católicos! El padre Carlos Spahn, exorcista argentino, explica cómo es la celebración de la misa negra que se realiza esa noche: un sacerdote, encapuchado y vestido totalmente de negro ingresa. Los presentes se ponen de rodilla y él les impone las manos, pronunciando una especie de bendición en un idioma desconocido (burlándose del latín). Profanan la Eucaristía cortándose y derramando sangre, haciendo sobre ella sus necesidades (orinas y excremento), las mujeres echan sangre de menstruación. Con esa mezcla asquerosa elaboran un líquido que esparcen sobre los presentes (como si fuera agua bendita), quienes se ponen de rodillas invocando a Satanás.
Esa noche se visten con disfraces feos, que representan al Demonio, quien encarna la fealdad misma, opuesta a Dios, fuente de todo bien, verdad y belleza. El sentido de los disfraces es ocultarse de Dios y negarse a recibir su auxilio. Al padre José Antonio Fortea, jesuita y exorcista español, le llama la atención que los disfraces de Halloween son cada vez más sangrientos, y se vinculan con lo gore y la brujería. El gore es un género de cine que abunda en imágenes sangrientas y resalta el sufrimiento físico extremo. Socialmente está muy extendido y de moda. Justamente esa tendencia hacia la exaltación de lo horrible y la justificación del “malo de la película” (que es presentado como “una pobre víctima que merece compasión”) es una tendencia posmoderna y demoníaca en las artes plásticas, la música, la literatura y el cine. La creación, obra de Dios, evoca su hermosura y nos eleva hacia Él. En cambio, lo desagradable y siniestro nos abaja hacia lo animal y salvaje, desvirtuando nuestra naturaleza.
El Demonio es el mono de Dios, y como tal busca imitar el culto católico subvirtiéndolo. Ha elegido esta fecha justamente para presentarse como el antisanto por excelencia porque quiere apartarnos de la búsqueda de la santidad[3]. Quita el foco de atención de la Solemnidad de Todos los Santos y lo atrae hacia Halloween, hacia sí mismo.
En la noche del 31 de octubre la violencia se desboca y se comenten los crímenes más abominables: robos, secuestros, homicidios, abortos, abusos, peleas, vandalismo de imágenes sagradas y propiedad privada. Existen testimonios de mujeres que han sido drogadas o emborrachadas y violadas (en masa) en fiestas de Halloween-que en realidad son rituales satánicos-a las que fueron por engaños. En general, suelen ser personas vulnerables y fácilmente manipulables, elegidas a propósito. Un miembro del grupo satanista suele acercarse amablemente, ganar su amistad y confianza, para luego invitarlas a participar en esa “fiesta”.
Con todas estas barbaridades que ocurren, ¿puede ser acaso un día de celebración?
[1] Cft. https://www.aciprensa.com/noticias/sacerdote-advierte-que-halloween-es-el-cumpleanos-de-satanas-video-97158
[2]Cft.https://es.catholic.net/op/articulos/30978/cat/23/wilson-lopez-su-testimonio-de-conversion-desde-el satanismo.html#modal
[3] Cft. https://www.youtube.com/watch?v=lKymA-TWtY8
Los que saben, hablan: testimonios de exorcistas
Algunos pueden pensar que, por festejar Halloween, no necesariamente se cae en las redes del infierno. Simplemente los niños se disfrazan y salen a pedir caramelos. El octogenario exorcista inglés, Jeremy Davie, responde: “Ellos [los que ‘celebran’ Halloween] comienzan con juegos, pero eso puede llevar a la gente a no creer en el demonio y los espíritus malignos, y esto a su vez puede conllevar a una pérdida de la fe cristiana. La ligereza en estos asuntos es fatal, pues jugar con el mal bajo el pretexto de que no es real es permitir que el mal entre”[1]. Negar la existencia de Satanás es abrirle las puertas a su influjo maligno.
Por su parte, el p. Gabrielle Amorth afirma “la fiesta de Halloween es un hosanna al diablo, el cual, adorado, aunque sea sólo por una noche, piensa que tiene derechos sobre la persona”. Además, el sacerdote agrega que “es una especie de sesión espiritista, casi siempre presentada bajo la forma de un juego inocente. A través de la diversión se introduce a los niños en los artificios del mal, sin que se den cuenta de que están poniéndose en contacto con cosas tan graves”. “Es el perpetuarse del engaño del diablo por el que también muchos pecados ya ni siquiera se consideran tales. Todo se camufla bajo la forma de exigencia, libertad o placer personal”, concluye[2].
Para el padre Spahn el mayor éxito del Demonio ha sido “largar esta fiesta a todos los estúpidos del mundo. Alguno va a caer, alguno será del Diablo… Comenzando por los niños, como si fuera una cosa inofensiva. Quien celebra Halloween está participando de la fiesta satánica más grande que jamás el Demonio ha tenido en su historia. Aunque parezca algo inocente, se está adhiriendo directa o indirectamente a su festejo. Cada cual rendirá cuentas a Dios. No puede ser que los católicos celebren la fiesta de Satanás por ignorancia o llevados por la masa. No saben lo que están festejando. Si uno va a festejar algo, tiene que saber qué se está festejando.”
¿Con orígenes tan oscuros y con las cosas tan horribles que suceden, puede ser una celebración inocente de niños? No olvidemos que el Demonio destruye lo más sagrado y amado por Dios, empezando por los más inocentes. En este día se inculca en los niños el miedo, el terror o la muerte mal enfocada. Pero, lo más grave de todo ello, es que se los expone a la influencia demoníaca. El padre Amorth afirma que se había encontrado con niños y adolescentes, molestados por el Demonio por abrirle las puertas con ocasión de Halloween. Por su parte, el presbítero Javier Luzón (ex exorcista de Madrid) cuenta: “hay chavales que comienzan con terrores nocturnos, visiones extrañas, alteraciones del sueño y cuando se ora por ellos pidiendo la sanación se manifiesta que el origen es el haber participado en estas celebraciones”.
En los jóvenes, la celebración de Halloween los inclina hacia el ocultismo y el espiritismo, despertando una curiosidad dañina. Esto puede provocar “una intrusión de la influencia demoniaca”. Coquetear con lo oculto “no necesita ser algo profundo para que sea mortal”. Cualquier “tolerancia de las prácticas ocultas es parte de un terrible engaño” nacido del diablo, agrega el p. Davie. El padre Fortea advierte que, si los niños o adolescentes se interesan demasiado en las tablas Ouija, los hechizos o cosas por el estilo en ese momento, cuando llaman a esos espíritus malignos, es posible que se acerquen y estén a su alrededor[3].
[1] Cft. https://www.aciprensa.com/noticias/halloween-puede-ser-puerta-abierta-al-mal-y-al-diablo-advierte-exorcista-28507
[2]Cft. https://es.churchpop.com/2020/10/22/la-fiesta-de-halloween-es-un-hosanna-demonio-advirtio-gabriele-amorth/
[3] Cft. https://es.churchpop.com/2021/10/18/padre-fortea-advierte-que-halloween-genera-interes-por-el-mundo-oculto/
Hijos de la luz y del día
Ante tanta maldad y oscuridad, ¿qué podemos hacer los católicos?
Debemos comenzar por entender la realidad del mal, que existe y que daña y la verdad de Cristo y su Iglesia. El padre Javier Olivera recuerda que Cristo es la luz del mundo. No podemos mimetizarnos con las tinieblas mundanas que lo han rechazado. Hay que iluminar nuestra sociedad con las buenas obras, siendo luz y sal de la tierra. Es un acto de caridad para con el prójimo. En síntesis, debemos ser hijos de la luz y del día[1].
En primer lugar, hay que recuperar y cultivar las tradiciones propias de la Iglesia. Debemos recristianizar Halloween y recordar su verdadero significado. El padre Torres Ruiz nos invita a “centrar nuestra atención en Dios, pero sobre todo en la belleza de la santidad, en la belleza de los santos, en la belleza de esa vida de tantas gentes que nos han precedido y gozan ya de la visión de Dios.” Desde hace unos años se ha extendido la celebración de Hollywins. En este día, los niños se disfrazan de santos, escuchan y narran sus historias, salen por las calles de sus barrios repartiendo estampitas. Debemos fomentar esta práctica, ya que es un modo de hacer apostolado con los más pequeños y de fomentar el espíritu misionero en ellos.
Por otra parte, el sacerdote español nos recuerda que “en estos días en los que también se nos invita a mirar a la muerte y el destino eterno que supone atravesar sus umbrales, oremos por las benditas almas del purgatorio y pensemos también en nuestra propia muerte y en el destino eterno de nuestra alma. El Demonio teme a las almas del purgatorio, porque, aunque están purificándose, ellas saben que irán al cielo”.
También, el exorcista nos invita a hacer “oración” y “vigilia” en vez de participar en Halloween “con una intención particular, y es pedirle a Dios que detenga la acción del demonio, que detenga su poder en este mundo, su influencia en tantos hombres y mujeres” que “se entregan a él de una manera ignorante y de una manera incauta” ¡Y qué mejor modo que velar a lo largo de toda la noche, ante el Santísimo Sacramento expuesto, para reparar y consolar a nuestro Señor ante tantos los sacrilegios!
[1] Cft. https://www.youtube.com/watch?v=2XoMPmBUTA4&t=1041s
Algunas consideraciones finales
- Halloween es una fiesta de origen celta, que celebraba el año nuevo e invocaba a los muertos. Fue cristianizada en su momento y transformada en el día de Todos los Santos. Pero las tradiciones paganas pervivieron a lo largo del tiempo y en los últimos años han sido recuperadas, restauradas y viralizadas a nivel mundial con gran éxito gracias al cine.
- La tradición de los disfraces y máscaras, el dulce o truco se origina en las creencias celtas. Los disfraces y las máscaras asustaban a los espíritus malignos y atraían a los benignos. El dulce o truco se remonta al pedido de la ofrenda (que podía ser humana) por parte de los druidas o de los mismos espíritus. Negarse implicaba la muerte o una maldición sobre la familia (hoy una maldad contra el vecino). Además, imita la persecución y burlas que sufrieron los católicos por los anglicanos ingleses. Con estos antecedentes, ¿puede ser una costumbre inocente?
- Para los satanistas, este día comienza el año nuevo satánico. Festejan el cumpleaños del Diablo en burla del nacimiento de Cristo y de los santos. El demonio Se presenta como el antisanto. Es la mayor fiesta satánica que se ha celebrado en toda la historia. Consigue eclipsar la Solemnidad de Todos los Santos y la Conmemoración de los Fieles Difuntos.
- En la noche del 31 de octubre se dispara la violencia, ocurren los crímenes más abominables y se rinde culto al Demonio por medio de sacrificios humanos y misas negras.
- Los disfraces de los niños cada vez son más sangrientos y violentos. No olvidemos que los satanistas utilizan este tipo de disfraces con el sentido de ocultarse de Dios, fuente de todo bien, verdad y belleza ¿Queremos eso mismo para nuestros pequeños?
- Los exorcistas afirman que festejar Halloween es muy peligroso porque se expone a los niños a la influencia directa del Maligno y puede despertar en los jóvenes una curiosidad dañina por las cosas ocultas.
- Con el fin de contrarrestar tanta oscuridad los católicos debemos ser hijos de la luz y del día: hay que recuperar nuestras fiestas y tradiciones, catequizar y entusiasmarse con el ejemplo de los santos, difundir la verdad de lo que ocurre en este día, rezar por las almas del purgatorio, pensar en la propia muerte y reparar por las profanaciones que Nuestro Señor sufre en la Eucaristía.
¡De todo mal, líbranos, Señor!
Inmaculado Corazón de María, sed la salvación del alma mía.
A.M.D.G.