Discípulos Eucarísticos
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Los Discípulos Eucarísticos (2°p)

Los Discípulos Eucarísticos son fieles que frecuentan la Sagrada Comunión diariamente, siguiendo el anhelo de Jesús. En este post te contamos algunas de sus cualidades.

Si quisieras leer la primera parte, en la que meditamos sobre la importancia de la Comunión diaria, puedes hacer click aquí.

Una anécdota de San Buenaventura

Deberían llegar también para el alma escogida de San Buenaventura, uno de los grandes discípulos eucarísticos, los días de la prueba. De repente, un sentimiento excesivo de la propia indignidad se apodera de él, le desanima y le aleja de la mesa del Señor ¡Qué lucha y qué agonía para un alma como la de san Buenaventura!

Un día oía de lejos la Santa Misa, y, a juzgarle por su postura y sus lágrimas, se le habría tenido por un publicano y grandísimo pecador; su corazón languidecía y se consumía, pero había otro corazón que languidecía mucho más que el suyo: era éste el Corazón de Jesús Sacramentado. Y he aquí que, llegado el momento de la Comunión, una partícula se desprende de las manos del celebrante y va volando a posarse sobre los labios de Buenaventura.

La prueba había terminado; la voluntad de Dios se había manifestado claramente; y desde aquel día en adelante no dejó ya nunca la santa Comunión.

Los laicos también pueden ser Discípulos Eucarísticos

La Comunión diaria es, pues, el primer grado de la vida eucarística. Sin duda requiere sacrificios, especialmente para los pobres seglares precisados a vivir en medio del mundo moderno, no sólo corrompido y corruptor, sino también incrédulo y farisaico. Sacrificios, por cierto, requiere en tiempos de tanta indiferencia religiosa y de tanto respeto humano. Sacrificios muy grandes supone, en medio de los cuidados domésticos, resistir a tantas dificultades, superar tantos impedimentos, vencer tantos
obstáculos, encontrar asimismo tiempo y lograr todas las mañanas recibir la Comunión, aún a costa de penas, persecuciones y luchas.

Y después, estos discípulos eucarísticos tienen que evitar constantemente el pecado mortal, luchar contra las tentaciones, huir de los peligros, cumplir los propios deberes, ejercitarse en las virtudes cristianas, hacer todos los esfuerzos posibles para no profanar jamás el corazón, antes conservarlo habitualmente limpio y puro, para de esta manera no perder tan fácilmente la santa Comunión.

Las sequedades espirituales de los Discípulos Eucarísticos

Con todo, en medio de tan buen trigo, hay siempre un poco de paja. Para santificarla más, el Señor permitirá de cuando en cuando que los discípulos eucarísticos sientan el peso de la humana fragilidad y que, por consiguiente, cometan alguna falta, cedan a un movimiento de cólera, a una murmuración advertida, a una mirada no mortificada, a una antipatía no reprimida, a días de fastidio o de mal humor, a momentos de alegría excesiva, a distracciones inútiles y prolongadas, a pequeñas intemperancias, o a la vanidad y a mundanas complacencias, o a tantas y tantas otras ligeras infidelidades … Pero nada es pequeño ante los ojos purísimos del Dios que debe recibirse todas las mañanas en la santa Comunión.

Permitirá además el mismo piadoso Señor que las comuniones fervorosas de los discípulos eucarísticos alternen con comuniones frías y lánguidas; que sus preparaciones sientan, ya el ardor de los bienaventurados, ya el fuego de las almas del Purgatorio, y sus acciones de gracias sean, ora lágrimas dulcísimas, ora plegarias fatigosas. Unas veces estaría días enteros delante del Tabernáculo del amor, otras, en cambio, contará los cuartos de hora y hasta los minutos.

Sin embargo, es siempre alma eucarística, porque es fiel a Jesús Sacramentado; todas las mañanas está allí, a la mesa del Señor: tibia o fervorosa, distraída o recogida, tranquila o turbada, no tiene valor para dejar la santa Comunión. Quedaría un gran vacío en su corazón y no sabría fácilmente resignarse a semejante privación.

Tampoco es de suponer que sea como una simple costumbre su Comunión cotidiana ¡Oh! ¡Esto no, pobre alma! Así como se alimenta materialmente todos los días y no lo hace por costumbre, sino siempre por verdadera necesidad, de la misma manera todas las mañanas, por verdadera necesidad comulga. Porque es la fuerza del amor eucarístico la que la lleva a Jesús. Es la necesidad que tiene de Dios la que atrae su corazón; tiene verdadera hambre y sed de la divina Eucaristía.

Ella comprende muy bien que alguna vez sus comuniones dejan algo que desear; que no son siempre tales cuales deberían ser. Pero el dejarlas, ¿no sería peor? Si cae en imperfecciones comulgando todas las mañanas, ¿dónde llegaría si comulgase sólo raras veces? Por esto, cuanto más conoce su miseria y flaquezas, tantas más comuniones desearía recibir.

Los Discípulos Eucarísticos necesitan comulgar a diario

Los Discípulos Eucarísticos sienten que tiene necesidad de comulgar diariamente, no porque sean sanos o perfectos de espíritu, sino para llegar a serlo; para adquirir lo que le falta y no perder lo poco que tienen. Y esto poco que tienen, es lo que todas las mañanas ofrecen a Jesús Sacramentado, contentándose con recibirlo siempre como medicina, ya que no puede recibirlo más dignamente como pan de los Angeles.

Para poner fin a lo dicho acerca de este primer grado eucarístico, hay que notar que los amores de estas almas se limitan, más o menos, a los afectos que acompañan, dentro de la iglesia, el acto de la Comunión. Saliendo después de ella sus ocupaciones le hacen perder un poco de vista a Jesús; no piensa en Él demasiado. Pensará mañana cuando vuelva a Él nuevamente por la Comunión. Para no perder la presencia de Dios y con el fin de hacerla lo mejor que pueda, suele con frecuencia purificarse en las aguas saludables de la santa Confesión.

Mas, aunque no sepa resignarse a quedar un solo día sin el alimento divino, sin embargo, alguna rara vez le tocará quedar privada de él; y entonces una duda, un remordimiento, la aflige ¿Quién sabe si habrá hecho todos los esfuerzos posibles para no perder aquella Comunión? Tiene gran pena, pero ésta quizá no es tanta como la que habría tenido un alma eucarística más perfecta; especialmente como la que habría experimentado el corazón de un santo.

Si quisieras convertirte en uno de los Discípulos Eucarísticos y frecuentar a diario a Jesús Sacramentado te aconsejamos que te descargues la aplicación de Horarios de Misa. Allí encontrarás los horarios de Misa, Confesiones y Comuniones cercanos a tu ubicación.

¡Qué tengan un Santo día!

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