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San Francisco de Asís – 4 de octubre

Celebramos hoy la festividad de San Francisco de Asís, uno de los santos más queridos en todo el mundo.
Nació en Italia, en el año 1882, hijo de un comerciante rico. A la edad de los 25 años, renunció a su herencia, eligiendo, por amor a Dios, una vida de pobreza evangélica.
Fundó la Orden de los frailes menores, los franciscanos. Junto con Santa Clara fundó una Segunda Orden, a cuyas religiosas hoy conocemos como las clarisas.
Su profunda unión con Cristo lo llevó a recibir los estigmas: las heridas de Jesús crucificado en sus manos y en sus pies.
Muchas virtudes y cualidades son atribuidas a este gran Santo. Mas el secreto y la fuente de toda su maravillosa actividad apostólica radicaba en una intensa vida de oración.

San Francisco y la oración

Nos dice el Santo:

“Cuando estés preocupado debes recurrir a la oración y permanecer ante el Señor hasta que Él te devuelva la alegría”.

La oración es esencial a la vida del cristiano, tan necesaria para el alma como el alimento lo es para el cuerpo. Auténtico diálogo amistoso con el Señor, nos pone en su Divina Presencia. Debemos recurrir a la oración en todo momento, y más aun en las encrucijadas y vicisitudes de nuestra vida. Cuando no sepamos qué decisión tomar, cuando las adversidades se presenten abrumadoras y todos los caminos nos parezcan cerrados, ahí es cuando debemos acudir sin demora a la oración.
Confiémosle al Señor todo aquello que nos preocupa. Él nos dará la gracia para conocer y cumplir su Voluntad Divina. Por otra parte, nunca olvidemos que no existe dificultad, por más grande sea, que no podamos vencer con la Gracia del Creador Omnipotente.
Como nos enseña el gran Santo de Asís, debemos permanecer ante el Señor, en oración. Él reconfortará nuestra alma ante las dificultades, y nos concederá el gozo que solo Él puede dar.

Oración atribuida a San Francisco de Asís

Oh, Señor, hazme un instrumento de Tu Paz .
Donde hay odio, que lleve yo el Amor.
Donde haya ofensa, que lleve yo el Perdón.
Donde haya discordia, que lleve yo la Unión.
Donde haya duda, que lleve yo la Fe.
Donde haya error, que lleve yo la Verdad.
Donde haya desesperación, que lleve yo la Alegría.
Donde haya tinieblas, que lleve yo la Luz.

Oh, Maestro, haced que yo no busque tanto ser consolado, sino consolar;
ser comprendido, sino comprender;
ser amado, como amar.

Porque es:
Dando , que se recibe;
Perdonando, que se es perdonado;
Muriendo, que se resucita a la
Vida Eterna.

¡San Francisco de Asís, ruega por nosotros!

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